Partiendo de la idea planteada por Kant de que la educación no debería estar enfocada hacia la formación de hombres y mujeres para el presente sino para el futuro inmediato, “sino conforme a un estado mejor posible… es decir conforme a la idea de humanidad y de su complejo destino”, la incorporación de las TIC en el Sistema Educativo mexicano sería el medio para que se formen las generaciones futuras; esto, claro está, sin que se pierda su humana condición y asuman su rol dentro del cuerpo social.
En ese sentido se justifican los cuatros habilidades que el estudiante de la era digital debe desarrollar: conocer, manejar, valorar y presentar, que pone el autor como “condiciones” para que se forme al “humano” que se debería tener para las siguientes décadas.
La trasmisión/adquisición de saberes es lo primero en que se centra la formación del educando, ya que durante el proceso enseñanza el docente ponen en circulación –para su aprendizaje− los conocimientos que ha estado acumulando a través de los años, sin que por este se reflexiones y evalúe si estos son significativos y de utilidad inmediata a los estudiantes; la “acumulación” de lo epistémico, si bien es “esencial para el ser humano” no es definitivo para su crecimiento físico y social, mas desafortunadamente en el sistema educativo mexicano es lo prioritario.
Lo epistémico debe estar acompañado con lo técnico para que el educando se forme a plenitud, de lo contrario solo se formaría como cabeza pensante, pero incapaz de poner en práctica aquello que su mente creativa imaginó; “la libertad individual y la inserción en un mundo técnicamente completo, de la que habla el autor sólo se alcanzará si las escuelas dota al educando de manera equitativa de saberes prácticos para que desarrolle su habilidades manuales.
A los saberes/habilidades que deben contener los planes de estudio de todos los Sistemas Educativos, habrá que agregar lo axiológico y que tiene que ver “con la capacidad humana para valorar, para apreciar el valor de las cosas y las acciones. Justamente, la que nos permite preferir lo deseable de entre lo posible”.
En la medida que las escuelas reflexionen, analicen y comprendan la importancia de trabajar los valores morales y estéticos; pero no haciéndolo como medio de adoctrinamiento sino para el educando asuma un papel protagónico en tejido social, desde el campo de las ideas, la justicia, la igualdad, la libertad, la belleza, la armonía como de la praxis política. La educación de la era digital deberá: “promover el desarrollo de la capacidad humana de valorar, de razonar sobre lo que gusta o sobre lo que se considera bueno… confrontar los distintos puntos de vista que cabe plantear ante los dilemas morales o las manifestaciones estéticas… ”.
Pero para que la formación de las nuevas generaciones de estudiantes sea completa está debe promover la participación activa en los problemas sociales, la salvaguarda de los derechos individuales, la democracia y todos los derechos universales hasta ahora alcanzados.
El ciudadano en potencia tendrá que ser formado necesariamente el respeto a la diversidad, la tolerancia, la disciplina y la responsabilidad, pero también en el cuidado y respeto de sus derechos como ciudadano, en la elección libre de sus representantes sociales, en la revocación de un mandato, en la fiscalización de los recursos públicos, en el cuidado de su entorno natural.
Una educación para la formación de ciudadanía, requerirá que las “aulas y los centros educativos se conviertan en verdaderos laboratorios de participación ciudadana, en lugares en los que sea cotidiano el aprendizaje de los hábitos definitorios de esa idea de tomar parte en la vida de la comunidad”
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